16:54 Jornada de la Infancia Misionera |
Reflexión de Pilar Bazo, misionera Verbum Dei Frente a grandes dificultades los mayores nos afanamos en buscar soluciones efectivas y rápidas. Cuando en una casa hay problemas, apartamos a los niños, su pequeñez nos lleva a ignorarles, mejor los dejamos a un lado para que no nos molesten y así nosotros seguimos elucubrando, buscando y buscando respuestas. No hacía lo mismo Jesús, que buscaba la cercanía de los niños y tampoco hizo lo mismo el obispo francés, Forbin-Janson, que allá por el 1843 y frente a una difícil situación de los niños en China, encontró que la mejor ayuda que podía encontrar sería contar con los niños de su Diócesis y así surgió la Infancia Misionera, cuya máxima es: “Los niños ayudan a los niños” Hoy, en el 4º Domingo del Tiempo Ordinario, celebramos la Jornada Nacional de Infancia Misionera. Creo que si seguimos la intuición de Jesús y de su fundador, debemos contar con los niños en esta Jornada, ¿Qué entienden del evangelio de hoy? Vamos a probar y escuchamos lo que tienen que decirnos. Leemos Marcos 1,21-28 y les pedimos a los niños que vayan diciendo lo que han entendido. “Es un país donde hay monstruos malignos”, dice uno, “son las fuerzas del mal”, contesta otro, “hay un superhéroe” grita el más travieso, “siii”, dice otro “y tiene una gran misión” rápidamente hablando todos a la vez comienzan a meterse en la historia que se parece a alguno de sus video juegos, eso sí que es guay. En realidad eso es lo que pasa en este evangelio, los niños lo entienden, “existe el mal y la maldad”, “existe la mentira”, y “la pobreza” y “también las riñas y las malas palabras”, “la desigualdad”, “el hambre” “hay niños explotados de muchas formas”…- Hay monstruos malignos – Pero… ¿Hay superhéroes? Jesús nos enseña con su vida, nos ofrece la posibilidad de serlo, nos regala esta maravillosa misión de terminar con el mal. Lo podemos hacer los mayores, pero nunca debemos excluir a los niños, ellos pueden ser excelentes héroes La Jornada de hoy, nos apremia a animar y a dejar que los niños se atrevan a ser misioneros y se preocupen por los niños que no tienen sus mismas posibilidades de educación, salud, libertad religiosa, que no conocen a Jesús…esos niños que algunos están cerca y otros viven en los países donde están nuestros misioneros. Por supuesto esto no significa que los mayores queden excluidos de esta misión, es tarea fundamental apoyar a los niños y poner empeño en buscar soluciones que ayuden a construir un mundo mejor, ese mundo con el que Jesús soñó y por el que entrego su vida. |
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