Durante la última Noche de Pan y Luz de este verano nos acercamos a un personaje ejemplar, pero que a veces pasa un poco desapercibido en nuestra vida de fe: Juan el Bautista. Según nos lo narra el Evangelio, la vida del Precursor fue marcada desde el principio por la alegría. Cuando Isabel recibió a María en su casa, la criatura saltó de alegría en su vientre. Juan saltó de alegría al sentir la presencia de Jesús.
¿Cuándo fue la última vez que saltaste de alegría? Nos hicimos esta pregunta, mientras cantamos alegremente, acompañados por Fabiola. Su música y su hermosa voz iluminó nuestra oración.
Uno de los momentos más intensos fue el encuentro personal con el Cordero de Dios. Anunciado por Juan el Bautista, el Señor está ahora con nosotros presente en el pan de la Eucaristía. Tomamos conciencia de su presencia durante la adoración en la capilla del Socorro.
Inspirados por el ejemplo de Juan que daba testimonio de Jesús, nosotros salimos a la calle a dar testimonio de nuestra alegría de ser seguidores de Cristo. Y así fue como concluyó la última Noche de Pan y Luz de esta temporada: con cantos, palmadas y saltos de alegría.
Pero no es una despedida. Dentro de poco más de dos semanas, volvemos a reunirnos para un acontecimiento importante: la recepción diocesana de la Cruz de Lampedusa. Tendrá lugar en la Purísima el día 16 de septiembre a las 21:00 horas, dentro de los actos de la Semana de Pastoral. ¡Estáte atento a la programación para no perderte nada!
Aquí puedes descargar el guion de la oración dedicada a Juan el Bautista, así como los textos de las canciones.