Como todos los años, nuestra Unidad Pastoral pone a disposición de todos los interesados los resúmenes del ejercicio económico del año anterior. Con esta ocasión, D. Policarpo Díaz dirige esta carta a la comunidad. Las cuentas correspondientes al año 2022 están disponibles para su consulta o descarga en el siguiente enlace: Cuentas transparentes.

"La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad."

Hechos de los Apóstoles 4,32-34

Llevamos ya ocho cursos caminando juntos las Parroquias de San Martín y San Julián y Santa Basilisa; San Sebastián y la Iglesia de Santiago y La Purísima con la de San Benito. Una Unidad Pastoral, como su propio nombre indica, tiene una vertiente eminentemente pastoral: un grupo de parroquias, cercanas territorialmente y por tanto como una morfología en común: mismo o parecido contexto, mismo barrio o comarca rural, mismos o similares condicionamientos culturales, sociales, económicos. Y en ese conjunto de parroquias sucede un proceso de compartir. Así surgió entre nosotros, cuando los dos nuevos párrocos éramos nombrados no como párrocos cada uno de una o de dos parroquias, sino los dos llamados a formar una sola Unidad Pastoral en estas tres parroquias del centro de la ciudad. Y así es como, en sencilla síntesis, fuimos dando los pasos.

Primero compartimos una serie de planteamientos de evangelización, basados en la historia apostólica de estas comunidades bajo un lema muy de Jesús Buen Pastor: “que no se pierda nada de lo que me has dado” (Cf Juan 6,39). Después fuimos haciendo un “molde externo”, pero que tiene un poder aglutinador grande: el logotipo, el nombre. Poco a poco la Parroquia “tal”, va nominándose “la unidad pastoral cual”… Y ese pequeño paso externo, nos fue ayudando a dar pasos internos.

Luego fuimos dando unos pasos en la armonización de las Eucaristías… Se ordenaron los horarios para que el servicio eucarístico pareciera más complementario con las necesidades de la comunidad, entendida ahora como una familia más grande.

Poco a poco se fueron dando pasos a las acciones comunes. Los tiempos litúrgicos fuertes fueron una buena oportunidad: unos pasos comunes en la Cuaresma, en la Semana Santa, en la Pascua, en el Adviento, en la Navidad.

Más adelante se hizo un solo planteamiento de oferta catequética, tanto de niños, como de jóvenes, como de adultos, como el acompañamiento a novios, padres de bautismo, atención a los enfermos. También se unificó la atención social, en una solo Cáritas de la Unidad pastoral. Un paso importante -sin duda- fue crear un solo equipo de Consejo Pastoral.

Los despachos también se unificaron, cambiando las tres parroquias de ubicación para ese servicio y estrenando unos nuevos locales realizados con una inversión común y con un compartir en los gastos de mantenimiento. Compartimos también personal: colaboradores, voluntarios, empleados. Fuimos generando organismos nuevos, que nacieron de las diversas necesidades que juntos fuimos descubriendo: equipo bautismal, equipo de pastoral de la salud, equipo de fe y arte. Así, como a pequeños retazos se ha ido haciendo “real” el pequeño milagro de la UNIDAD PASTORAL.

Nos preguntamos: más allá o más acá de lo que el derecho aconseje y diga. ¿sería posible caminar hacia una unidad económica?, es decir: una sola unidad económica, compartiendo ingresos, inversiones, gastos (muchos de ellos ya los compartimos desde el inicio: todos los gastos de la catequesis, de los procesos con los diversos grupos. Es compartido desde hace años).

¿Nos animamos? ¿Será posible que nosotros, a imagen humilde y discreta de la primera comunidad cristiana de los Hechos de los Apóstoles, podamos decir también que “lo tenemos todo en común”.

Policarpo Díaz Díaz