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Noches de Pan y Luz. 20 de julio

"Cuenta las estrellas si puedes"

Querido amigo: gracias por unirte a nuestro encuentro de oración desde la distancia. A continuación verás los materiales (canciones, lecturas, comentarios) que hemos preparado para el encuentro de Noches de Pan y Luz de hoy, día 20 de julio. Esperamos que te ayuden a tener tu propio momento de oración en casa, o en cualquier otro lugar desde el que decidas acompañarnos.

 

La oración de Abraham (Gn 15, 1-6)

“Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la Palabra del Señor: —No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante. Abrán contestó: —Señor mío, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? Y añadió: —No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará. Pero el Señor le dijo lo siguiente: —Él no te heredará; uno salido de tus entrañas te heredará. Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: —Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. Y añadió: —Así será tu descendencia. Abrán creyó al Señor y se le apuntó en su haber.”

 

1. Abraham se fio

Hay una voz que, de improviso, resuena en la vida de Abraham. Una voz que le invita a emprender un camino que suena absurdo: una voz que le incita a desarraigarse de su patria, de las raíces de su familia, para ir hacia un futuro nuevo, un futuro diferente. Y todo sobre la base de una promesa, de la que sólo hay que fiarse. Y fiarse de una promesa no es fácil, hace falta valor. Y Abraham se fio.

Canción: Confía (Fray Nacho)

  • ¿Cómo identificas la voz de Dios cuando te habla? ¿Eres valiente ante las promesas que Dios te hace?¿Te fías plenamente?

 

2. Abraham, un hombre acostumbrado a mirar al cielo

La Biblia guarda silencio sobre el pasado del primer patriarca. La lógica de las cosas sugiere que adoraba a otras divinidades; tal vez era un hombre sabio, acostumbrado a mirar el cielo y las estrellas. El Señor, en efecto, le promete que sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas que salpican el cielo.

Canción: Entra en mi noche (Ixcís)

  • ¿Tienes algún “cielo” como referente al que mirar en tus “noches” de duda? Ponle nombre…

 

3. Abraham, el hombre de la palabra

Y Abraham parte. Escucha la voz de Dios y se fía de su palabra. Esto es importante: Abraham se fía de la palabra de Dios. Y con esta partida nace una nueva forma de concebir la relación con Dios; es por eso por lo que el patriarca Abraham está presente en las grandes tradiciones espirituales judía, cristiana e islámica como el perfecto hombre de Dios, capaz de someterse a Él, incluso cuando su voluntad es difícil, a veces incomprensible.

Abraham es, por lo tanto, el hombre de la Palabra. Cuando Dios habla, el hombre se convierte en el receptor de esa Palabra y su vida en el lugar donde pide encarnarse. Esta es una gran novedad en el camino religioso del hombre: la vida del creyente comienza a concebirse como una vocación, es decir, como llamada, como un lugar donde se cumple una promesa; y él se mueve en el mundo no tanto bajo el peso de un enigma, sino con la fuerza de esa promesa, que un día se cumplirá. Y Abraham creyó en la promesa de Dios. Creyó y salió. Sin saber adónde iba. Pero se fio.

Canción: Palabra (Ain Karem)

  • ¿Has descubierto el valor que tiene la Palabra en tu vida? ¿Te sientes protagonista de esa Palabra? ¿A qué te llama esa Palabra? ¿A dónde te envía?

 

4. En la vida de Abraham la fe se hace historia

Leyendo el libro del Génesis, descubrimos cómo Abraham vivió la oración en continua fidelidad a esa Palabra, que periódicamente se aparecía en su camino. En resumen, podemos decir que en la vida de Abraham la fe se hace historia. Todavía más: Abraham, con su vida, con su ejemplo, nos enseña este camino, esta vía en la que la fe se hace historia. Dios ya no se ve solamente en los fenómenos cósmicos, como un Dios lejano que puede infundir terror. El Dios de Abraham se convierte ahora en “mi Dios”, el Dios de mi historia personal, que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días, el compañero de mis aventuras, el Dios Providencia.

Canción: Dame tu mano (Alfareros)

  • "Mi Dios", el Dios que me acompaña, el Dios de mi historia personal, el Dios que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días… ¿Es ésta tu experiencia de Dios?

 

5. La oración de Abraham

«La oración de Abraham se expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en cada etapa construye un altar al Señor» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2570). Abraham no edifica un templo, sino que esparce el camino con piedras que recuerdan el tránsito de Dios. Un Dios sorprendente, como cuando lo visita en la figura de tres huéspedes, a los que él y Sara acogen con esmero y que les anuncian el nacimiento de su hijo Isaac. Abraham tenía cien años, y su mujer noventa, más o menos. Y creyeron, se fiaron de Dios. Y Sara, su mujer concibió. ¡A esa edad! Este es el Dios de Abraham, nuestro Dios, que nos acompaña. Así Abraham se familiariza con Dios, capaz también de discutir con Él, pero siempre fiel. Habla con Dios y discute. Hasta la prueba suprema, cuando Dios le pide que sacrifique a su propio hijo Isaac, el hijo de la vejez, el único heredero. Aquí Abraham vive su fe como un drama, como un caminar a tientas en la noche, bajo un cielo esta vez desprovisto de estrellas. Y tantas veces nos pasa también a nosotros: caminar en la oscuridad, pero con la fe. Dios mismo detendrá la mano de Abraham que ya está lista para golpear, porque ha visto su disponibilidad verdaderamente total.

Canción: Contigo de la mano (Cristóbal Fones)

  • ¿Has tenido alguna vez valor para enfadarte con Dios? Valora cómo es tu oración, comparándola con la de Abraham: rezar con fe, dialogar, discutir… pero siempre dispuesto a aceptar la palabra de Dios y a ponerla en práctica.

Los textos para la reflexión se han tomado de la catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del 3 de junio de 2020.

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