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Noches de Pan y Luz. 3 de agosto

La noche de los pastores. Navidad en Agosto

Querido amigo, querida amiga: gracias por unirte a nuestro encuentro de oración desde la distancia. A continuación verás los materiales (canciones, lecturas, comentarios) que hemos preparado para el encuentro de Noches de Pan y Luz de hoy, día 3 de agosto. Esperamos que te ayuden a tener tu propio momento de oración en casa, o en cualquier otro lugar desde el que decidas acompañarnos.

 

1. Introducción

No lo tiene fácil el evangelista Lucas en su intento de hacer de los pastores de Belén inspiradores de nuestra respuesta creyente. En el imaginario cristiano los pastores están asociados a los aspectos más decorativos y tradicionales de la Navidad y corren el peligro de formar un lote único e inseparable junto con el musgo, el corcho, el papel de plata del río, la zambomba, el pavo y el turrón.
Los villancicos los han ido encogiendo a fuerza de diminutivos: casi siempre los evocan como «pastorcillos», y no solemos recordarlos más que para poblar los nacimientos y ejercer un papel de «reserva tradicional cristiana» frente a Papá Noel, el calvo de la lotería o el «especial de Nochevieja» de José Mota, que nos avasallan con su fuerza hipnótica.
Para acercarnos hoy al relato de los pastores, proponemos pensar en ellos más allá de los diminutivos, el puchero de las gachas, el haz de leña o el corderito sobre los hombros. Porque a lo mejor entonces podemos descubrir que su itinerario de fe nos puede servir como «modelo» para el nuestro, y su experiencia increíblemente parecida a la que vivimos nosotros cada día.
Un primer esfuerzo para conseguirlo consiste en leer el texto de Lucas dispuestos a superar la engañosa impresión de estar ante algo ya sabido y dejar que nos evoque recuerdos, que nos haga preguntas, que nos asombre y hasta nos descoloque viejas imágenes y saberes.
Habría que tratar de recorrerlo «en Braille», es decir, renunciando a contentarnos con un contacto visual y recurriendo a otros sentidos: el tacto, que nos invita a acariciarlo como una superficie llena de signos o a «desarmarlo» y «descoserlo» para ver cómo está construido; el oído; que puede permitirnos escuchar resonancias que no sospechábamos, discernir «lo que no se dice» e ir más allá de las palabras; el olfato, que nos hará asombrarnos al reconocer aromas que creíamos propios de los relatos pascuales; el gusto, que nos posibilitará saborear la frescura de su novedad. Vamos a ello:

Había unos pastores en la zona que velaban por turnos los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. El ángel les dijo: —No temáis. Mirad, os doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy os ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Al instante se juntó al ángel una multitud del ejército celeste, que alababan a Dios diciendo: —¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres que él ama! Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían: —Crucemos hacia Belén, a ver lo que ha sucedido y nos ha comunicado el Señor. Fueron aprisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores.” María conservaba y meditaba todas estas cosas en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se lo habían anunciado. (Lc 2, 8-20)

 

2. La adoración es reconocimiento y agradecimiento

El misterio del nacimiento es el que abre la puerta de todos los demás. No solo es el primero, sino el resumen de todo lo que vendrá después. Esta es la puerta por la que se nos invita a pasar. En esa puerta está escrito: “eres más grande de lo que pareces, puedes realizar obras inimaginables…” La realidad -bien mirada- es toda ella un misterio que tenemos que reconocer y agradecer. Ese reconocimiento y ese agradecimiento se llama adoración.

María tuvo que sentir algo parecido a lo que siente cualquier mujer o cualquier hombre cuando estrena su maternidad o paternidad. ¡Esto es un regalo! ¡Esto es increíble! ¡Esto es algo milagroso!, tuvo que exclamar… Porque hay obras humanas que no parecen obras de manos humanas: hay en ellas un plus de misterio y de gracia, algo inaprensible que las hace únicas y maravillosas. ¿Cómo entenderlas? ¿No es estúpido querer entenderlas? ¿No sería más sensato ponerse simplemente de rodillas y empezar a adorar, es decir, a reconocer y a agradecer el misterio?

Canción: Gracias a la vida (Mercedes Sosa)

 

 

3. Los pastores fueron los primeros

Quien con el tiempo se convertirá en Buen Pastor nace entre pastores. Quienes primero fueron a adorar a ese Niño envuelto en pañales fueron unos pastores que dormían al raso, solamente después vinieron los magos. No puede ser casual que fuera la gente más inculta y analfabeta de aquella época los que primero vieran la gloria. Algo quiere decirnos este hecho: quizá que mucha letra embota... O que tener la cabeza con grandes ideas nos impide ver lo que tenemos delante… O que un corazón sencillo vale más para la vida que todas las explicaciones juntas…

Contempla la escena en silencio, dejándote sorprender por la sencillez de sus personajes...

 

Obra atribuida a José de Ribera

 

Música de fondo: Melancolía de Belén (Andrés Tejero)

 

4. “Esto os servirá de señal”

“Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”, les había dicho el ángel a los pastores. “Esto os servirá de señal”. ¿De qué es eso señal? ¡Eso no puede ser un signo más que de la vida ordinaria! Sí, de ahora en adelante, a Dios hay que buscarle y reconocerle en lo más cotidiano. ¡Mirad al niño! -dice cada página del evangelio-, entrad en el misterio de lo ordinario, que siempre es pequeño. ¡Mirad al niño!

María y José tuvieron que sentirse muy felices ante la inesperada visita de aquellos pastores. Ellos, que habían sido rechazados en todas las posadas a cuyas puertas habían llamado poco antes, eran ahora agasajados por aquel grupo de pastores, atraídos por un resplandor. Lo que María y José habían vivido de forma discreta y escondida hasta ese momento, ahora, de repente, se hacía público y festivo. No es que buscasen ninguna clase de reconocimiento, pero los astros y los pobres les hacían la justicia que poco antes les habían negado los humanos.

Hacemos un gesto de adoración (reconocimiento + agradecimiento) ante la imagen del Niño en el pesebre

 

Canción: No adoréis a nadie más que a Él

 

 

5. “María conservaba todas estas cosas en su corazón”

En esta última parte de nuestra oración vamos a acompañar a María. Nos dice el final del texto que “María conservaba todas estas cosas en su corazón”. No perdamos de vista que el Evangelio de Lucas se escribió en la segunda mitad del siglo I, con lo que el evangelista ya conocía el “final” de la historia cuando lo escribió. Es posible entender entonces que cuando Lucas se refiere a “todas estas cosas” se esté refiriendo no solamente a lo que sucedió en Belén (posadas, portal, nacimiento, pastores, magos…) sino a todo lo que sucedió durante toda su vida a su hijo… hasta el pie de la cruz.

 

De la cuna… a la cruz...

 

De una cuna de madera a una cruz de madera… ¡Cómo se parecen el principio y el final! Nada de mármoles, ni alabastros, repujados ni dorados… Madera en la cuna y madera en la cruz.
Vamos a adorar (es decir: reconocer y agradecer) este doble misterio de la cuna y la cruz, acompañando a la que acompañó… A María, que comparte con nosotros algunas de esas cosas que conservó en su corazón en esta canción, que se titula precisamente así: “El diario de María”.

 

Canción: El diario de María

 

 

 

6. Los pastores no se quedaron en el portal

Los pastores van al portal, adoran al niño y luego se marchan sin más. No se quedan ahí, al calor de la gloria descubierta. Los pastores no son como esas visitas pesadas que nunca acaban de marcharse, no: vienen, se arrodillan, cantan un par de villancicos y se van. Esto es maravilloso: no recrearse en la iluminación, no darle tanta importancia ni revestirla de solemnidad: simplemente reconocerla, disfrutarla y partir de nuevo a la vida cotidiana, que es donde se juega la verdad.

 

Despedida

Villancico con “olor” a verano: Nana habanera (Antonio Mata)

 

 

Para la creación del collage "De la cuna a la cruz" se han utilizado fotografías tomadas por Heliodoro Ordás Gómez y Sol Villanueva Pérez en el interior de la iglesia de la Purísima.

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