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Reflexión en la Hora Santa. Jueves Santo, 14 de abril.


Estas son las meditaciones que se hicieron siguiendo la Pasión según San Lucas. El texto evangélico no se incluye, pero sí las citas.

1. Traición en la Eucaristía. ¿Quién es el más importante?: Lc. 22, 14-30

Comentario: Traición en la Eucaristía. Cuando Jesús se está entregando totalmente al Padre y a nosotros, uno de sus discípulos le está traicionando. Ni siquiera en el momento crítico cesan las ambiciones. Jesús entregándose y los discípulos discutiendo sobre quién es el mayor. Jesús nos dice quién es el mayor con su propio ejemplo: el que sirve al prójimo es el más grande.

2. Una advertencia para los buenos: Lc. 22, 31-38

Comentario: Lucas nos describe la crisis espiritual que sufrió San Pedro. Para nosotros ha llegado también una crisis espiritual: parece que muchas personas, sobre todo los jóvenes están rechazando la fe cristiana. El Evangelio y el trabajo por el Reino de Dios no les atrae. Todos estamos conmocionados por el poder que tiene el mal y que se manifiesta en la guerra de Ucrania, en los atentados terroristas, en la corrupción que parece reinar por doquier, en las injusticias sociales, en el hambre que padecen millones de personas, en los refugiados que son rechazados, en la violencia de género incluso dentro de la familia; el mal se ha manifestado también durante la pandemia o en forma de otras enfermedades. Ante toda esta acumulación de mal podemos tener la tentación de cortar por las bravas y empuñar la espada. No hemos entendido de qué va la cosa. Jesús ya ha explicado de qué va el Reino de Dios muchas veces, pero los discípulos no acabamos de entender. Jesús dice que ya basta, que nos va a mostrar de qué va esto del Reino de los cielos y nos lo va a mostrar con su entrega y con la respuesta del Padre suyo y Padre nuestro.

3. Orad para no caer en tentación. Oración en el Huerto de los Olivos: Lucas 22, 39-46

Comentario: ¿Qué tentaciones nos apartan del Reino de Dios? Quizá cada uno tengamos nuestra propia tentación o tentaciones. Pero a todos nos puede pasar lo que a los discípulos en Getsemaní: nos regodeamos en la tristeza y la tristeza no nos deja orar. La tristeza puede ser una forma de huir de la dureza de la realidad, huir hacia nuestro interior. Pero sabemos por experiencia propia y el Papa Francisco nos lo recuerda, que la fe nos proporciona verdadera alegría. Así que, aunque estemos tristes, tenemos que seguir orando y pidiendo el don pascual de la alegría.

4. La hora del poder de las tinieblas. Detención de Jesús: Lucas 22, 47-53

Comentario: Las tinieblas es lo mismo que el poder del mal. Sabemos de lo que hablamos: pandemia, guerra de invasión en Ucrania, crímenes de guerra en Ucrania y en otros lugares, suben los precios, aumenta la pobreza extrema en el mundo, nuevas enfermedades raras y no tan raras, depresión, suicidio de adolescentes, violencia contra muchas mujeres, niños y ancianos. El poder de las tinieblas se confabuló contra el inocente, contra Jesús. También ahora se une contra los inocentes.

5. Negaciones de Pedro: Lucas 22, 54-62.

Comentario: Dice San Lucas que Pedro “le seguía desde lejos”. Y otro decía, recordemos, que “sin duda, este también estaba con él, porque es galileo”. Cuando no seguimos de cerca a Jesús, podría ser que nos ocurriera como a Pedro, que las críticas sociales y el ambiente indiferente o contrario a la fe nos puedan influir. Y, como mínimo, nos hagan callar y no dar testimonio de nuestra fe para no complicarnos la vida. Un mecanismo de defensa nuestro puede ser no llorar amargamente. Pedro lloró y se convirtió.

6. Burlas a Jesús: Lucas 22, 63-65

Comentario: en San Lucas las burlas a Jesús no son una respuesta y un castigo psicológico a su declaración ante el Sanedrín, sino un entretenimiento con el preso. Como faltaban muchas horas de la noche hasta que amaneciera, los guardias se aburrían y buscaron ese entretenimiento. Hoy también nos entretenemos con el prójimo: abusos sexuales en manada, estafas directas o por internet, reírse de los extranjeros y de los refugiados, sobre todo si no son de nuestra etnia y de nuestra cultura; incluso con las refugiadas ucranianas hay mafias que intentan captarlas para prostituirlas; reírse y despreciar a los gitanos; algunos programas de Televisión se dedican a despellejar a cualquiera, sin pensar en que están degradando su dignidad como persona y como hijo de Dios. Estamos banalizando el mal.

7. Jesús ante el Sanedrín y ante Pilato: Lucas 22, 66 – 23, 7

Comentario: Pilato rechazó su responsabilidad para no molestar a las masas y le pasó la patata caliente a Herodes. Rechazar nuestras responsabilidades puede tener consecuencias contra los inocentes.

8. Jesús ante Herodes “el curioso”. Lc 23, 8-12:

Comentario: Como si Jesús fuese un protagonista de una revista del corazón, Herodes esperaba pasárselo bien viendo a Jesús hacer algún milagro “para salir en la tele”. Herodes y Pilato se hicieron amigos porque compartieron injusticia: Pilato se desentendió de cumplir la ley romana y Herodes, simplemente, quería ver de cerca a un personaje famoso. Banalizó a Jesús, convirtiéndolo en un espectáculo de feria. Y nosotros ¿No estamos banalizando a Jesús y al Evangelio?

9. Jesús, condenado a muerte: Lucas 23, 13-25

Comentario: Jesús es condenado a muerte por la pena del Telediario. En realidad, lo que se va a hacer con Jesús es un linchamiento, porque no se respeta la ley romana. Eso pasa muy a menudo en nuestro tiempo: condenamos a las personas sin reflexionar, nos dejamos comer el coco por la propaganda política y por las noticias falsas que pueblan los medios de comunicación y las redes sociales. O les condenamos por venganza o porque alguien nos cae mal. O. simplemente, nos callamos ante los que gritan y no nos oponemos a la injusticia.

10. Las mujeres, testigos privilegiadas: Lucas 23, 26-32

Comentario: De momento, son testigos de los sufrimientos de Jesús. En el capítulo siguiente de San Lucas, serán las primeras testigos de su Resurrección. Ponerse en el lugar de Jesús, sufrir por la impotencia del amor que sienten por Jesús, las prepara para dejarse sorprender por el Amor que triunfa de la muerte. El amor que ellas sienten por Jesús está herido de extrema gravedad, cuanto más grave, más amor… La Resurrección, la vida eterna, la alegría de la fe no son unos regalitos que nos tocan en la tómbola de la vida y de la fe. Antes hay que pasar por la Cruz y aceptarla.

11. Crucifixión de Jesús: Lucas 23, 33-38

Comentario: Lucas no describe la Crucifixión; no dice si eran 4 clavos o tres; no dice si Jesús llevaba la cruz entera, como suele representarse en a imaginería religiosa o si solo llevaba el travesaño horizontal. Solo dice que le crucificaron, lo que quiere decir que el Pueblo de entonces conocía perfectamente qué era una crucifixión y cómo se hacía y qué sufrimientos provocaba en los reos…era un espectáculo demasiado habitual.
En contra de Jesús, magistrados y soldados.
A favor de Jesús. El Pueblo, que no solo mira, sino que también contempla…También hay personas sueltas que le entienden de verdad: el buen ladrón, el centurión

12. Los dos ladrones: Lucas 23, 39-43

Comentario: el diálogo entre los tres es breve. No puede ser largo porque los tres tienen graves dificultades para respirar. Pero allí, en el Gólgota, se anticipa el Juicio Final: ante Jesús crucificado no caben medias tintas n equidistancia: o confiamos en Él o lo rechazamos. En el Juicio, Jesús no condena, solo acoge y salva. Tampoco es posible quedarse indiferente ante los crucificados de nuestro tiempo: refugiados, pobres, enfermos, descartados. O estamos con ellos o estamos contra ellos.

13. Sepultura de Jesús: Lucas 23, 50-56

Comentario: De nuevo aparecen las mujeres. Se fijan en los detalles. Eso es importante para cuando tengan que ser testigos de la Resurrección: el cuerpo de Jesús estaba aquí, el lienzo estaba doblado longitudinalmente, siguiendo la línea del cuerpo de Jesús, en tres partes, aquí la tela hacía un gran pliegue…
Hoy en día, la cultura dominante intenta sellar bien el sepulcro de manera que Jesús no pueda volver a salir. Ya lo dijo el gran filósofo Federico Nietzsche: “Dios ha muerto y la fe en el Dios cristiano ha sido aniquilada”.
Cuando empleamos la violencia, dejamos encerrado a Jesús en el sepulcro. Los negocios de las armas, la droga y la trata de personas dejan enterrado a Jesús. Nuestra falta de fe, nuestro pecado, nuestra superficialidad y banalidad intentan evitar que Jesús resucite.
Pero la última palabra la sigue teniendo el Amor de Dios. Una comunidad pequeña y pobre fue capaz, en doscientos cincuenta años, sin apoyo político, sin recurrir a una fuerza que no tenían, sin violencia, sin poder económico, fue capaz de cambiar el Mundo a base de amor y de testimonio paciente…Aún queda mucho por hacer. El Reino de Dios sigue sufriendo violencia…

Antonio Matilla

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