Durante la segunda quincena de agosto, acogemos en nuestra Unidad Pastoral el cuadro de la Sagrada Familia que nos propone la Delegación Diocesana de Familia y Vida. Con este motivo, ofrecemos esta sencilla guía de oración por la familia, para rezar en la iglesia, ante el cuadro, o en el hogar, junto a la familia.
Monición
La familia, hogar que acoge, acompaña y sana
La familia es el lugar donde experimentamos el ser acogidos y queridos por nosotros mismos. Las familias cristianas estamos llamadas a acoger la vida, que llega como don de Dios, y abrir nuestras casas al encuentro, a la hospitalidad, a las necesidades del otro. Las familias también somos invitadas por Dios a acompañar en la fe y en la vida a los que nos rodean, ofreciendo cercanía y aliento, sirviendo como posada de las personas heridas y, de este modo, que el poder curativo y sanador de Jesús llegue a todos los necesitados de amor y consuelo.
Modo de orar
1. Busca la paz, el sosiego, la tranquilidad…
2. Pasa por el corazón uno por uno los miembros de tu familia… abuelos, padres, hermanos, cónyuge, hijos, nietos… Da gracias a Dios uno por uno, por los vivos y los difuntos, por todo lo que te han aportado.
3. Busca un texto bíblico que te ayude a dar gracias a Dios por el amor vivido en tu familia.
4. Lee el texto, medítalo, saboréalo… ¿qué te dice el Señor?
5. Elige cualquiera de las oraciones que te proponemos y rézala ante el cuadro de la Sagrada Familia.
6. Termina con un Padre Nuestro y una Ave María.
Oración a la Sagrada Familia del Papa Francisco
Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.
En familia, Dios quiere nacer
En familia, Dios, quiso nacer
En familia, Dios, comenzó a llorar
En familia, Dios, acogió al pobre y al rico
En familia, Jesús, se dejó iluminar por una estrella
En familia, Jesús, reconoció a un nombre: MARIA
En familia, un Niño, respetó a un hombre: JOSÉ
En familia, el Dios con nosotros,
se inició en el valor de la fe.
En familia, Jesús, recibió
agasajos de humildes y regios
En familia, Jesús, supo lo que fue huir
En familia, Jesús, recibió aliento
En familia, Jesús, aprendió a vivir.
En familia, Jesús, sufrió el desprecio
de los que no supieron verle ni esperarle
En familia, Jesús, vio a los pastores
cuerpo a tierra y lágrimas en los ojos
En familia, Jesús, contempló a tres reyes
con abundancia de oro, incienso y mirra ofreciéndole.
En familia, Jesús, habló y guardó silencio
En familia, Jesús, fue perdido y encontrado
En familia, jugaba, rezaba y cantaba
y, en familia, sufrió la incomprensión
de algunos de los que le rodeaban
En familia…¡sí en familia!
¡En familia Jesús fue hijo!
¡En familia, Jesús, fue Niño
¡En familia, Jesús, fue joven!
¡En familia, Jesús, aprendió a ser adulto!
¡En familia, Jesús, aprendió a mirar a los cielos! Amén.
Bienaventuranzas de la familia
Felices quienes han disfrutado de una familia cálida, acogedora, cordial, alegre y desprendida, comprensiva, porque serán continuadores de su ejemplo.
Felices quienes mantienen siempre en su familia un espíritu de diálogo, de libertad, de responsabilidad compartida, de crecimiento personal de cada uno de sus integrantes.
Felices quienes recuerdan siempre el ejemplo de sus padres, su dedicación, su trabajo desinteresado, para recrearlo en la familia que crearán más tarde.
Felices quienes han aprendido de su familia que muchas veces hay que decir no para afirmar un carácter de fortaleza, de esfuerzo, de entrega, de agradecimiento.
Felices quienes han disfrutado de juegos, alegrías y dificultades, risas y sorpresas, numerosos momentos de intimidad y sencilla cotidianidad.
Felices quienes han aprendido que la familia no les aprisiona, ni cercena su visión de la vida, ni sus aspiraciones, sino que es el lugar desde donde se anima a recorrer el sendero de la libertad.
Felices quienes, abiertos sus ojos al mundo que les rodea, ven que no hay un único tipo de familia, se muestran tolerantes y saben apreciar lo positivo que hay en esta pluralidad, y están felices de que así sea.
Felices quienes superan la visión de familia en la que nacieron o han creado posteriormente, y amplían su idea de familia a quienes comparten con ellos el compromiso por otro mundo más fraterno, a quienes peor lo pasan en nuestro mundo, a la Tierra entera con todo lo que contiene, y la aceptan como su Gran Familia sin fronteras.
Miguel Ángel Mesa Bouzas
Bendice a la gran familia humana
En este día especial de vida familiar,
te pedimos por todas las familias aburridas,
por las que sufren desencuentros y vacíos,
por las que se rompen y sienten desarmonía,
por las que tienen dificultades económicas,
por las que viven juntos sin amarse,
por las que se frenan el crecimiento mutuo,
por las que pasan sus días centrados sólo en ellos,
por los que viven en una casa cerrada y egoísta,
por los que no saben disfrutar de los pequeños detalles,
por los que no se dicen el amor y viven secamente,
por los que necesitan alegría y risas en su casa,
por los que anteponen el trabajo al cariño,
por los que valoran el tener por encima del ser,
por los que comparten lo que son, saben y tienen,
por los que no te conocen y viven sin tu amistad,
por los que terminan su vida sin encontrar una mano tendida,
por los que se levantan sin sueños ni ilusiones.
Envuelve en tu Amor de Padre a toda la familia humana
y haznos sentir un gran amor de hermanos que nos una.
Mari Patxi Ayerra
Oración de San Juan Pablo II
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Padre, que eres Amor y Vida, haz que cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, nacido de mujer, y del Espíritu Santo, en fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones que siempre se renuevan.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.
Oración de los hijos por sus Padres.
Dios, concédeme comprender mejor a mis padres,
y saber devolverles amor por amor.
Si yo no puedo amarlos como antes es que debo amarlos más.
No ya como un niño que balbucea,
sino como un adulto que sabe lo que tiene que decir,
y que expresa su alma en un lenguaje dulce y fuerte.
Yo me acercaré a mi padre y a mi madre, que sufren por mí,
y cuyo trabajo hasta ahora no he apreciado suficientemente.
Esta noche diré y repetiré, con más comprensión que otras veces,
la antigua oración de mi infancia:
Padre nuestro, que estás en los cielos, escucha a tus hijos.
Te pedimos por nuestros padres.
Por medio de ellos nos lo diste todo:
devuélveles todo el bien que nos han hecho.
Nos han dado la vida: consérvales la salud.
Nos han dado el alimento: dales el pan de cada día.
Nos han dado el vestido:
que sus almas se hallen vestidas siempre de tus gracias.
Concédeles sobre la tierra la felicidad
que se encuentra en servirte y amarte.
Y haz que podamos estar un día reunidos en el cielo.
Amén.
Oblatos
Oración de los padres
Padre-Madre Dios, tú que nos has puesto como cabezas de familia en nuestros hogares, ayúdanos a educar a nuestros hijos. Danos valor para desterrar todo egoísmo, ayudarlos a crecer en la confianza hacia nosotros y el amor desinteresado entre ellos.
Haz que siempre brote de nuestros labios una palabra de aliento, de nuestras actitudes obras de honestidad, de nuestras manos un gesto de ayuda y acogida. Enséñanos a ser como el Padre misericordioso de la parábola. Que sepamos salir al encuentro de cada hijo allá donde nos necesita, que sepamos conjugar exigencia y cariño, diálogos y silencios.
Padre-Madre Dios, tú sabes lo que necesitamos. A ti nos encomendamos.
Oración Sagrada Familia
Oh Dios, de quien procede toda paternidad
en el cielo y en la tierra,
Padre, que eres amor y vida,
haz que cada familia humana sobre la tierra,
sea, por medio de tu Hijo Jesucristo,
nacido de mujer, criado en una familia,
un verdadero santuario de vida y de amor.
Que tu gracia sobreabunde
y guíe los pensamientos y obras
de todas y cada una de las familias
y de sus miembros en beneficio mutuo,
de modo que entre todos construyamos
la gran familia humana,
en la que, un día, todos nos sintamos hermanos
y podamos llamarte a boca llena Padre,
Padre nuestro, Padre de todos.
Equipo Eucaristía (Verbo Divino)
Haznos una familia feliz, Señor
Tú, Padre que conoces nuestra familia hasta el hondón,
tú que sabes de las necesidades y sueños de cada uno,
tú que acompañas cada momento de nuestra existencia,
danos fuerza y sabiduría para amarnos cada día un poco más.
Tú que haces que vivamos juntos para cumplirnos,
que la misión de la familia es ayudarnos a ser personas,
a hacer brotar lo mejor de cada uno, a disfrutar juntos
y a ser luego un regalo para la humanidad, poténcianos.
Tú que sabes que pasamos crisis, dificultades y tensiones,
que a veces el deseo de tener, o el trabajo, nos aleja,
que queremos seguirte siendo sencillos, austeros y atentos,
bendícenos para que logremos vivir en armonía y plenitud.
Cuida Padre de todas las familias que sufren o se rompen
y haz que nosotros les facilitemos la vida y la amistad.
Mari Patxi Ayerra
La familia de Dios
María, José, Jesús, vosotros que vivisteis las mismas agitaciones de cualquier familia,
que tendríais buenos y malos momentos, alegrías y dificultades, prisas y risas,
queremos poner en vuestras manos a la gran familia humana,
que gime con dolores de parto, que alumbra nuevas cosas
pero que no todas sirven para que vivamos mejor ni seamos más personas.
Ponemos en tus manos María a todos nuestros hijos,
a los hijos de esta sociedad nuestra a los que les damos muchas cosas,
sintiéndonos culpables de que no tenemos para ellos tiempo,
ese espacio que sabemos necesitan
y que la vida que tenemos montada nos lo roba.
Sugiérenos la mejor forma de ser padres, de darles cariño y seguridad
en el escaso tiempo que nos encontramos con ellos.
Ponemos en tus manos, José, todas las dificultades de la vida de pareja.
Tú que no lo tuviste nada fácil y que nos admiras con tu paciencia,
ayúdanos a cuidar nuestra relación, a superar las crisis, a poder con las dudas.
Échanos una mano para mantener vivo el entusiasmo,
para que seamos un apoyo el uno para el otro
y para que juntos nos ayudemos a cumplirnos,
como tú hiciste con María y Jesús.
Ponemos en tus manos, Jesús, a todos los jóvenes,
que lo tienen difícil, a los que la vida les hace todo tipo de ofertas fáciles,
para caminar por atajos de libertades opresoras, de amores facilones,
de eternos deseos y caprichos, de placeres vacíos…
Ayúdanos a presentarles el amor verdadero, la ilusión por transformar el mundo,
el dolor de la injusticia, la preferencia por los pobres, el valor de lo pequeño.
Invítales Tú a la Vida en Abundancia, recuérdales su proyecto vital
y dales sueños de libertad y de fraternidad.
Ponemos en tus manos, Padre, nuestros corazones raquíticos,
que a tanto se aferran a su pequeña familia.
Danos un corazón universal, que nos sintamos hermanos de todas las personas
y no descansemos hasta que hayamos construido la gran familia humana,
esa que es tu sueño para nosotros y nuestro sueño y compromiso hoy contigo.
Solos no podemos lograrlo, pero contigo
a nuestro corazón se le abren todas las puertas.
Gracias, Señor, por hacerme sentir de tu familia.
Mari Patxi Ayerra
Oración de Santa Teresa de Calcuta
Padre Celestial, nos has dado un modelo
de vida en la Sagrada Familia de Nazaret.
Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia
otro Nazaret, donde reine el amor, la paz y la alegría.
Que sea profundamente contemplativa, intensamente
eucarística y vibrante con alegría.
Ayúdanos a permanecer unidos por la oración
en familia en los momentos de gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros
de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia.
Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga
nuestros corazones mansos y humildes como el suyo
y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de
una manera santa.
Haz que nos amemos más y más unos a otros
cada día como Dios nos ama a cada uno
de nosotros y a perdonarnos mutuamente nuestras
faltas como Tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das
y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa.
Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría,
ruega por nosotros. Santos Ángeles de la Guarda permanezcan
a nuestro lado, guiándonos y protegiéndonos.
Amén.
Conserva mi familia y las familias de todo el mundo unidas en el amor
Hoy, Señor, te doy gracias por mi familia.
Gracias, Señor, por mis padres:
por su amor y responsabilidad
para traerme al mundo.
A su manera, dando lo mejor
que tienen me dan su amor
y me enseñan a amar.
Gracias, Señor, por los padres de mis padres, mis abuelos.
Sus vidas y testimonios son la mejor
reserva de paciencia, sabiduría y amor.
Gracias por todos los integrantes
de mi gran familia.
Ayúdanos, Señor,
a crecer en el amor y repartirlo,
a crecer en experiencia y compartirla.
Conserva mi familia y las familias
de todo el mundo unidas en el amor,
para que entre todas
construyamos un mundo de paz y solidaridad.
Amén
Oleada Joven
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