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Orar en el camino

Noches de Pan y Luz
Guion de la oración del 4 de agosto de 2022

Orar en el camino
Servicio del apostolado de la carretera de la diócesis de Salamanca

 

1. Acogida

 

Sugerencia: La oración comienza con la exposición del Santísimo. Si haces esta oración en tu casa, pon ante ti una Biblia abierta. Dios está presente en su Palabra.

 

El encuentro de hoy lo hemos preparado —con ayuda del Espíritu Santo— el Servicio del apostolado de la carretera de la diócesis de Salamanca. Hoy vamos a orar en y por el camino. Dejemos que el Espíritu Santo prepare nuestro corazón. Cuando estamos en camino, es el corazón el que empuja nuestros los pies. Porque donde está el corazón allí van los pies.

Un día una anciana se empeñó en ir a lo alto de la montaña, donde había una ermita. Quería hacer allí su ofrenda. Y se puso en camino. Tuvo que hacer noche en una posada. Cuando el posadero se enteró adonde iba, le dijo que le sería imposible llegar porque había llovido mucho y la ladera está llena de barro. La anciana le dijo: Me será muy fácil, porque mi corazón lleva años allí. Y el corazón dará fuerzas a mis pies.

 

2. María se puso en camino

 

María, cuando sabe por el Arcángel Gabriel que su prima Santa Isabel está embarazada de seis meses y que puede necesitar de su ayuda, no lo duda dos veces e, inmediatamente, sin pérdida de tiempo, se pone en camino hacia el pueblo de Zacarías e Isabel, los padres de san Juan el Bautista.
Para María es más importante el bien que puede hacer a Isabel que los peligros e incomodidades que puede acarrearle una semana de camino.
Según nos cuenta san Lucas, María se quedó allí con Isabel y Zacarías unos tres meses, hasta después del nacimiento de san Juan Bautista. No fue por tanto una simple visita de cortesía, sino un ponerse enteramente al servicio de los ancianos esposos y padres, según las necesidades, compartiendo los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de esa familia.
María se puso en camino y, como ella, todos los días hay millones de conductores, hombres y mujeres, que cogen su vehículo o transporte público, y se ponen en camino para acudir al trabajo, hacer gestiones, visitar enfermos, familiares y amigos o, sencillamente, pasar con la familia unos días de descanso. Hay mucha gente buena que, como María, se pone en camino para ayudar a los demás en sus casas u hospitales, aún a costa de grandes sacrificios. Hay, incluso, quienes se paran a socorrer a otros cuando en la carretera han sufrido un accidente de tráfico.

 

3. Espejos para tu vida

 

Propuestas para reflexión personal:

 ¿Está tu vida en camino? ¿Hacia dónde te encaminas? El lugar a donde queremos ir es muy importante, pero no siempre la meta está a la vista. ¿Cómo tomar opciones que son difíciles si la meta está oscurecida en el horizonte?

 Mientras recorres tu camino, a pie o conduciendo ¿te fijas en los que comparten tu camino? ¿Cuál es tu mirada? ¿Cómo se reflejan en ti los rostros, a veces cansados, de los demás conductores? ¿Cómo respondes a sus acciones? ¿Eres sereno y respetuoso ante la conducción agresiva?

 Acuérdate de la historia del Buen Samaritano. Cuando en tu camino te encuentras con un drama ajeno, un accidente en la carretera, ¿cuál es tu reacción? ¿Actúas como el Buen Samaritano, o, por lo contrario, pasas de largo?

 

4. El vehículo como lugar de oración

 

El coche no es una capilla, pero ¿porqué no llevar en él una imagen de Jesús o de la Virgen y comenzar el viaje con una oración?

 

5. El diálogo de amor con Cristo: camino, verdad y vida

 

Es tiempo ya de hablar con Él, de orar, de ponerse en camino.
Estamos llamados a Cruzar el río como San Cristóbal; estamos llamados a llegar felizmente a la meta después de un largo viaje; estamos llamados a ser buenos Samaritanos con el hermano. Es tiempo de sentir la hermosura y ternura del Padre, que acompaña en todo momento al conductor en las largas jornadas por la carretera y fuera de casa.

Comunicase Dios en esta interior unión al alma con tantas veras de amor, que no hay afición de madre que con tanta ternura acaricie a su hijo, ni amor de hermano, ni amistad de amigo que se le compare. Porque aún llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma. ¡oh, cosa maravillosa y digna de todo pavor y admiración!, que se sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer, como si él fuese su siervo y ella fuese su señor; y está tan solícito en la regalar, como si él fuese su esclavo y ella fuese su Dios. ¡Tan profunda es la humildad y dulzura de Dios!

(San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual 27, 1)

 

6. El Señor va a nuestro lado

 

Cuenta el evangelio según san Lucas que, mientras dos discípulos conversaban y discutían de camino a Emaús, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. (Lc, 24,15). Desde entonces, el Señor no ha cesado de seguir caminando junto a nosotros. Esto nos llena de alegría. Sabemos que él está con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos y que acepta nuestra humilde hospitalidad y mesa.

 

Oración a la Virgen de la Prudenacia y a San Cristobal

 

A la Virgen Santísima de la Prudencia y a san Cristóbal, elevamos nuestras súplicas y oraciones, para que acompañen y guíen a todos los conductores y para que cada día lleguemos felizmente a nuestro destino.

 

Virgen santísima de la Prudencia,
Señora y Madre mía,
al subir una vez más al vehículo
y tomar el volante
entre mis manos
sé que no es un juego de niños.
Por eso,
después de silenciar el móvil,
me dirijo a ti, Virgen prudente,
para pedirte un buen viaje.

Guía mi camino por el cumplimiento
de las normas de tráfico,
para que —con la debida atención y prudencia—
legue felizmente a mi destino.

Madre, ayúdame
a gozar del viaje
y evitar toda clase de accidentes,
para bien mío,
de los que me acompañan
o circulan junto a mí.

San Cristóbal,
patrono de los conductores,
ayúdame a conducir con responsabilidad
y en las debidas condiciones,
no por temor a la multa,
sino por amor a Dios
y respeto a mi prójimo.

Amén

 

 

7. Acción de gracias

 

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