Reflexión por Mª Carmen y Oroncio. Grupos de Biblia
Las lecturas de este V domingo de Pascua nos invitan a reflexionar sobre varios aspectos importantes en nuestra vida cristiana.
La primera lectura de Hechos nos recuerda que en las primeras comunidades había problemas de convivencia, igual que los que tenemos hoy entre nosotros. Ellos los resolvieron asumiendo responsabilidades con coherencia, compromiso y entrega. Buena lección para cada uno de nosotros, en especial, en estas circunstancias que estamos viviendo. En la segunda lectura, Pedro, nos recuerda que la verdadera Piedra Angular es Jesús, en la que debemos apoyar nuestras vidas y pensar hacia donde nos dirigimos y cómo llegaremos a ese destino considerando que somos débiles y frágiles. Jesús en el evangelio nos lo aclara al decir: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Jesús es el verdadero camino porque es la Palabra eterna hecha historia humana en la encarnación. La imagen del camino hay que enmarcarla en la historia de la salvación como una oferta dinámica hacia una meta segura que llegará. Jesús es la verdad que el hombre necesita y que le conduce a la libertad de los hijos de Dios. Jesús es la verdad porque es la Palabra, porque refleja el propio ser del Dios Amor. Jesús es la vida que con su resurrección manifiesta en plenitud y sin equívocos, cuál fue realmente el proyecto de Dios sobre el hombre y su destino. Jesús es pues, “camino para nuestros pasos, verdad para nuestros interrogantes y sentido de la vida para nuestra existencia”. Y todo ello es el núcleo de nuestra Fe. |
Comentario a las lecturas por Vicky Sánchez
- Los Hechos de los apóstoles (2, 14. 22-33)
En este tercer domingo de Pascua, la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles nos hace una invitación a reflexionar sobre la proclamación del mensaje cristiano (kerigma). Centra todo el misterio de Cristo —ministerio, muerte, resurrección— en el plan de Dios por medio de Jesús. Dios es el que realiza signos y prodigios, acreditándolo así como Mesías. Jesús debía ser entregado a la muerte según el plan decretado y previsto por Dios. Dios es sobre todo el que lo resucita, librándolo de la corrupción de la muerte y abriéndole el sendero de una vida gloriosa.
- Salmo 15
La carne del Señor no conoció la corrupción del sepulcro a pesar de haber gustado la muerte. Por ello el Señor, previniendo su resurrección gozo de paz imperturbable. Que nos dé la paz de sabernos caminando por un "sendero de vida".
- Primera carta del apóstol san Pedro (1, 17 - 21)
La idea del destierro como situación actual del cristiano es central en la primera carta de Pedro, desterrado y peregrino en la tierra, como en Babilonia. Vive hacia la patria del cielo prometida como los israelitas en el desierto, ellos fueron rescatados de Egipto. El nuevo Cordero Pascual predestinado antes de la creación y manifestado como comienzo de los tiempos últimos, sobre todo con su resurrección y glorificación obra de Dios y causa de la fe y esperanza en él y en Dios. Por eso el cristiano debe vivir su Pascua con temor, como los israelitas.
- Evangelio según san Lucas (24, 13-35)
El hecho del relato consiste en que dos discípulos que caminan largo tiempo con Jesús no le conocen. El descubrimiento de Jesús Resucitado no procede de los ojos carnales sino de los iluminados por la fe. Jesús Resucitado es objeto de fe, los discípulos de Jesús llegan a él por las palabras y los signos. Los discípulos lo conocen al partir el pan, pero el se aleja, Jesús sigue presente en una nueva dimensión: la Eucaristía, la Palabra, el Prójimo. Ellos corren y comunican su fe a sus hermanos y de su comunión en la fe nace la gran verdad. |
Reflexión de Francisco José Jaspe
"¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!" Proclamamos con gozo en el salmo de la Vigilia Pascual de este Domingo Santo, y Mateo, exultante, testimonió el anuncio del Ángel: "¡HA RESUCITADO!" Hoy es el primer día de la semana, el primer día de nuestras vidas renovadas por Cristo, gracias a su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy iniciamos la Pascua como niños de pecho recién nacidos salvados por el sacrificio del Cordero de Dios inmolado por nosotros. Y, como en nuestra vida, y en nuestro mundo, afrontamos con alegría, gozo y optimismo esta Pascua Florida tan hermosa. Y así, cantamos al salmo: “Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.” Estamos saliendo de una época de incertidumbre y dolor, de una Cuaresma como ninguno pensó que pasaría, penamos y sufrimos, algunos, incluso, dando la vida por los demás, siguiendo a Jesucristo y cargando con su cruz, y, a veces, hoy muchas veces, haciendo de Cirineos de otros, pero Dios nos protege y siempre está con los brazos abiertos, porque ¿Qué Padre no está dispuesto a perdonarlo todo y acoger a su hijo? Estamos saliendo de tiempos de tribulación, pero también de incrementar nuestra Fe, hacer florecer la Esperanza, y alimentar el Amor en nuestros corazones. Dudamos, lloramos, caemos… sí, pero con la fuerza del Espíritu Santo, el Amor de Dios, y el ejemplo de Jesucristo, sacamos fuerzas para levantarnos una y otra vez. Los apóstoles y discípulos, no creían lo que les había revelado Jesús, el propio Juan lo confiesa: “… y vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.” |
Presentación del Via Crucis "Testigos de la Pasión" Este es el viacrucis que te proponemos para este Viernes Santo de 2020, tan especial por las circunstancias en que nos toca vivirlo. En este camino de la cruz que recorremos hoy caben todos. Cabe la gente de nuestra parroquia, de nuestra Unidad Pastoral y la de todas las parroquias vecinas de nuestra diócesis. Y las de todas la diócesis del mundo… Caben los cofrades y los que no lo son. Caben las mujeres y caben los hombres. Los que tienen fácil la vida y los que se sienten abrumados por los pesos que les han ido cayendo encima y no saben de dónde sacar fuerzas. Caben los viejos, que por ley de vida no son ya jóvenes, aunque algunos para consolarse dicen que lo son de espíritu. Caben también los jóvenes que son viejos, los que están cansados y aburridos como si hubiesen andado ya un camino largo de ochenta años. Caben, por supuesto, los que sufren, especialmente hoy los enfermos, y los que han perdido seres queridos en esta pandemia. Caben, por derecho propio, los sanitarios que se están dejando la vida en curar, en consolar, en acompañar… Y caben también los que sonríen… y los que se sienten solos y tienen ganas de llorar... En este viacrucis caben todos, aunque un día sólo cupo uno: Jesús. Aquel fue su exclusivo viacrucis, el camino-de-la-cruz original y primigenio. Pero desde entonces todos los viacrucis de la historia se han unido al primero. En todos está Cristo, y en todos andan los otros «cristos», los hermanos de Cristo, los hijos de Dios. Cargan con la cruz; son traicionados y vejados; caen, no tres veces, sino tres mil; en unas ocasiones se levantan de nuevo y en otras quedan en el suelo extenuados; son colgados de la cruz; criticados, apaleados, juzgados, abucheados, rechazados, torturados; y Cristo va siempre con ellos. Viacrucis de Jesús, el Hijo de Dios; y de sus hermanos, los hijos de Dios. El viacrucis no es solo camino: es lugar y ocasión de encuentro. Encuentro de Cristo y sus hermanos; encuentro de los hermanos de Cristo entre sí. Pretende este viacrucis que proponemos ser un reflejo del auténtico. Del camino-de-la-cruz que recorrió Jesús, nuestro Maestro y Señor. Un camino que no comenzó ... Leer más » |