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Por Policarpo Díaz Díaz

Parte 1 de 10

Ayer, 13 de marzo de 2023, se cumplieron los 10 años primeros años de la presencia del Papa Francisco entre nosotros, como Papa, sucesor de Pedro.

Sinceramente recibí al Papa Francisco como un regalo inmerecido, como un regalo mucho mayor de lo que la iglesia (y servidor dentro de ella), pudiéramos merecer. Una vez que fueron pasando los primeros impactos del anuncio de su nombramiento: los primeros gestos, palabras, escritos, liturgias… se fue confirmando sentimiento interno de “regalo”.

Detrás del nombre “Cardenal Jorge Mario Bergoglio”, para muchos de los cristianos europeos -entre los que me encuentro- no había nadie, o casi nadie. Alguna referencia lejana teníamos de ese Cardenal de Buenos Aires que se pateaba las Villas de su ciudad y que estaba detrás del movimiento que inspiró el Documento de Aparecida. Algo habíamos oído también de este cardenal del que ya se oyó como posible papa tras la muerte de Juan Pablo II en el cónclave en el que salió elegido Benedicto…

Para este sencillo homenaje, resumiré -a modo de titulares-, los diez grandes regalos que - según mi humilde opinión- este Papa ha hecho a la Iglesia. El modo “decálogo” es una buena manera de resumir aquello que no cabe en un pequeño molde.

 

 

Primer regalo: la salvaguarda del Concilio y la Tradición Posconciliar

 

Siempre que corren tiempos revueltos para la Iglesia y para la sociedad, surgen las “tentaciones” del camino contrario, de la discontinuidad e incluso de la ruptura y el cisma. Pedro es agente de comunión y garantía de la unidad dentro de la Iglesia, por eso, el Papa Francisco no ha dejado dudas sobre la necesidad de salvaguardar los grandes logros y conquistas del Concilio Vaticano II, magistralmente abiertas por San Juan XXIII y San Pablo VI, y sostenidas y profundizadas por los pontificados de San Juan Pablo I, San Juan Pablo II y el frecuentemente fallecido, su antecesor Benedicto XVI. Todos ellos “los papas del Concilio”, han sido canonizados y reconocidos en su santidad por el Papa Francisco, a excepción de Juan Pablo I, que -de momento- sólo ha sido beatificado ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 311 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 14-Mar-2023 | Comentarios (0)

La cofradía de la Vera Cruz está celebrando la Novena Extraordinaria con motivo del centenario de la imagen de la Inmaculada. Nuestro párroco D. Antonio Matilla participó el pasado sábado 22 de octubre en la celebración de la novena. Hoy comparte con nosotros el texto de la meditación que hizo ante la imagen de la Inmaculada de la Vera Cruz.

Ante tu imagen, Madre Inmaculada, venimos a intentar cumplir el mandato de tu Hijo en las Bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga”.

Te confesamos, Madre, que a veces nos cuesta entender lo que tu Hijo nos pide. Por eso hoy pedimos tu ayuda.

¿Puedes ayudarnos? Creemos que sí, porque tú, Hija de Sion, después de cientos de años sin que el Pueblo de Dios pudiera escuchar la voz clara y fuerte de un profeta, tú abriste el oído para escuchar a Gabriel, o sea, escuchar directamente a Dios.

Tú, Madre de los pobres, tampoco entendiste a la primera lo que Gabriel, de parte de Dios te decía. Por eso, sin cortarte, con sencillez todavía de niña, le preguntaste: ¿Y cómo será eso, pues no conozco varón?

Esta sencillez tuya nos tranquiliza mucho cuando a nosotros también nos cuesta escuchar a Dios porque estamos saturados de ruidos, o porque “estamos en otra onda”. Admiramos tu silencio en lo hondo de tu cuevita de Nazaret, apenas salpicado por el crepitar de la leña que arde en la lumbre de la cocina. El balar de las ovejas y los corderitos y las cabras de tus padres, Ana y Joaquín, no te estorban para escuchar a Gabriel; al contrario, sirven de marco sonoro para que el aparente Silencio de Dios te sea perfectamente audible.

Madre querida, dicen ahora los psicólogos infantiles que, ya desde el seno materno, los proyectos de bebé escuchan y se tranquilizan, o se estimulan, o llegan a estresarse, dependiendo de las vivencias de la mamá que los lleva en su seno.

Un momento estresante para el pequeño pececito que empezaba a crecer en tu útero debió ser el largo viaje a pie que emprendiste, más de cien kilómetros, para visitar a tu añosa prima Isabel. Pero al parecer supiste contrarrestar ese estrés emitiendo hacia él constantemente, hacia tu todavía pequeñísimo hijo, lo que los físicos y los médicos ahora llaman ondas alfa, que ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 423 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 25-Oct-2022 | Comentarios (0)

 

Octavio C. Velasco, miembro de los grupos de catequesis de adultos de nuestra Unidad Pastoral, comparte con nosotros este emotivo relato, dedicado a todas aquellas personas mayores que se han ido con la pandemia. Con su partida nos han dejado un gran vacío —comenta el autor— aunque por la fe, confiamos que estén junto al Padre, además de en nuestro corazón.
El relato fue originalmente publicado en Mazagón, la revista que se edita en Moguer (Huelva).

 


Pulse aquí para leer el relato.

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 487 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 13-Sep-2022 | Comentarios (0)

Relato de Octavio C. Velasco

Imágenes de la película "La Navidad de Ángela" de Netflix.

 

“En la fila vamos de uno en uno… en la fila vamos todos juntos… tú delante, yo detrás… y una fila tu verás…”. Iban tras la seño, otra vez. “Ahora… ¿adónde?”, se preguntaba Irene. Y es que en el cole, cada vez que se desplazaban, incluso para ir al recreo y volver a clase, lo hacían de esta manera. Por la mañana, desde la calle hasta la clase, fila, y allí gel en las manos, cada cual del suyo, frotando bien. Para el primer y el segundo recreo, a la ida y a la vuelta, fila, y gel antes de salir y al regresar. Para ir al gimnasio o al patio, fila y gel… A la salida, gel y fila hasta la calle. Siempre igual… “Ahora… ¿adónde?, a ver”, dijo en alto. “Ya lo verás, Irene, ya lo verás… Es una sorpresa…”, le contestó Bea.
Iban hacia el teatro o hacia la iglesia, que está al lado, en fila. Tronaba la voz de la seño, “En la fila vamos de uno en uno…”, y se colaba diciembre por los pasillos. Menos mal que la profe había dicho que se pusieran el abrigo… La miss, como dice Valentina, que hace unos días ha llegado de Perú… “Miss, ¿cómo se hace esta letra?”. “Miss, ¿cómo se hace esta otra?”. Para Irene era la seño, la profe o Bea, según.
Aunque la última, Irene lo vio desde lejos, todo luz y color… Allí, en el zaguán del cole, por donde entran los profes o si te retrasas porque estás malita y tu mamá o tu papá te han llevado al médico. Allí, en el centro, estaba el Niño Jesús… “¡Qué guapo y qué desnudo, qué frío debe estar pasando...!”, pensó. Irene no sabía cómo sonreía tanto... Allí, con su madre y su padre. “¿Le bastaría con el calor de la mula y del buey?”, porque a ella le estaban dando unas ganas de… “Ahí, solo con el pañalito...”. “A lo mejor la estrella, además de luz, le da calor, como luce tanto…” y extendió la mano, para comprobarlo. Nada, frío. Bea los había colocado alrededor del belén. Y vio que los pastores estaban lejos y, más aún, los Reyes Magos y sus ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 670 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 04-Ene-2022 | Comentarios (0)

El Papa Francisco ha insistido varias veces en que nos fijemos en “los santos de la puerta de al lado”, porque santos no son solo los que están “en los altares”, sino muchas personas anónimas que se han distinguido y se distinguen por su coherencia de vida, una vida que es expresión externa y pública de su vivencia espiritual interior, porque en los humanos todo está relacionado, para bien, en este caso.

Hoy quiero hacer una pequeña reflexión: sacar a relucir que santos de mucha fama y tronío, con iglesias e instituciones que llevan su nombre por toda la geografía mundial del Cristianismo, empezaron siendo “santos de la puerta de al lado”. Empezaré con los santos titulares de algunas de las iglesias de la Unidad Pastoral que el obispo Carlos tuvo a bien encomendarme junto a mi compañero Poli Díaz. Estas iglesias, por orden de antigüedad son: San Martín, San Julián y Santa Basilisa, La Purísima y San Sebastián. Hay otros santos titulares en nuestra Unidad Pastoral, San Benito y Santiago, pero estos los dejamos para otro día.

El orden de antigüedad en la Historia de la Salvación y en la Historia de la Iglesia es diferente: 1) la Virgen María, 2) San Sebastián, 3) San Julián y Santa Basilisa, 4) San Martín de Tours.

La Virgen María

La Virgen María: de ella hay que comenzar diciendo que, muy probablemente, no pudo ser “santa de la puerta de al lado” porque su casa no tenía puerta, sino tal vez una mera cortina. María era una mujer joven -una adolescente diríamos hoy- de Nazaret y de su pueblo dijo un tal Natanael –santo “de corona” y apóstol, porque la cercanía con Jesús contagia mucho- “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (cf. Jn.1). Al parecer sí, al menos Cristo y su madre, pero lo que las redes sociales de la época hacían correr es que Nazaret de Galilea era un pueblucho insignificante y de mala fama.

La casa de la Virgen se conserva relativamente bien, aunque muy transformada, en la Basílica de la Anunciación, del actual Nazaret. La arqueología nos ayuda a saber cómo era la casa de María, porque recientemente se han encontrado cerca otras cuevitas que eran las viviendas de sus vecinas; su pobreza era extrema: sin puerta, apenas una cortina para proteger del frío de la noch ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 695 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 28-Dic-2021 | Comentarios (0)

Reflexión por Policarpo Díaz

Acabo de ver la película de Icíar Bollaín, Maixabel. Sin hacer spoiler, cuento nada más que la película narra la historia real de Maixabel Lasa que perdió en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. Fue un programa avalado primero y suspendido luego por el gobierno.

La película está impresionantemente interpretada por actores de gran calidad, pero destacando especialmente a los tres protagonistas principales: Urko Olazábal, Blanca Portillo y Luis Tosar.

A veces el cine te regala esos espacios en los que el futuro se te anticipa con mucha fantasía, otras veces es el presente el que se te ilumina a través de la peripecia diversa que te cuenta el guion y los actores. Pero en otras ocasiones es el pasado el que se queda profundamente esclarecido, y se juntan a la vez pasado presente y futuro como en una digna conversación o un improvisado baile o canto coral, en el que el pasado da lecciones valiosas para el futuro y en donde al presente no le queda más remedio que aprender. Esta es la impresión que saco después de ver esta magnífica película. No soy técnico, ni crítico de cine. A simple vista yo diría que está muy bien realizada, muy bien interpretada y que desde la música a la fotografía, pasando por el maquillaje, el vestuario y sobre todo el guion, los diálogos, las miradas, los silencios… todo es magistral.
Pero sobre todo destaco las lágrimas de la película. No son muchas, pero las que son son absolutamente necesarias. Tanto pesan las lágrimas del dolor de las víctimas, como las lágrimas de impotencia a las que la conversión a una nueva vida les lleva a los victimarios. No voy a entrar yo aquí en el debate político de la equidistancia. La película en esto es brillantemente respetuosa y sutil. Es cierto que no hay proporción entre la víctima y los victimarios. Pero, por vez primera, veo en una obra artística (que es una luz vivísima y una reflexión digamos filosófica, moral y espiritu ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 584 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 12-Oct-2021 | Comentarios (0)

Relato de Octavio C. Velasco publicado originalmente en la revista MAZAGÓN 2021.

 

 

¿Qué, ya te ha dejado ‘doblao’, eh? Nos ha pasado a todos, pues no es plasta el tío ni ná’. Es que empieza y no para, ¿eh? Le da igual que seas hombre o mujer, joven o no. Como que ya le huimos todos, todo el rato parla que parla. Y siempre sobre lo mismo. Es el típico plasta…, ¿eh? Con el paisaje bonito que hay hoy. Mira qué vistas, qué aire puro, qué bien se está aquí…
No necesitaba mi respuesta, también él se lo decía todo... Se refería a Antonio, el andaluz. Lo acababa de conocer esa mañana, al sentarme en el bus que nos llevaba a hacer una ruta a un embalse del río, justo cuando baja encajonado y, de pronto, se remansa. Cómo iba yo a figurarme que lo dejaban solo adrede, por pesado. Me senté a su lado justo por eso, porque iba solo y ofrecía un aire de desprotección y desvalimiento. Bajo, pero bien constituido, con buenos músculos en las piernas que mostraban su condición de andariego.
Para el grupo, debí incumplir todas las normas no escritas, pero férreas, del sentido común.
Después, vinieron casi todos, no a la vez claro está, y me dijeron más o menos lo mismo, que era un pesado, que era monotema, que ya lo huían, que se parecía a aquellos que iban a la mili, cuando jóvenes, y que a su regreso no hablaban más que de ella y hasta que me estaba bien empleado porque, al mostrarle interés y hacerle preguntas, se había explayado y encontrado a sus anchas. Mientras, Antonio se había quedado unos momentos atrás, lo miraba de tanto en tanto, que no nos oyera, que lo estábamos poniendo a caldo. Ajeno, relajado, caminaba contemplando el río, su encajonamiento y su llegada al remanso. Inspiraba despacio, se sentía a gusto, el río era ahora quien escuchaba sus pensamientos.
Me encontraba en el típico aprieto. O les seguía la corriente, y el tema acabaría discurriendo hacia otros, o les decía que su charla me había interesado mucho, como había sido, con el riesgo de que calificaran mis gustos, me tildaran también de pesado y algo falto de sentido. Parece mentira que la gente no se dé cuenta de que todos hacemos lo mismo, o parecido, co ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 484 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 28-Sep-2021 | Comentarios (0)

Foto de Feranza, vía Wikipedia.

Relato de Octavio C. Velasco publicado originalmente en la revista MARZAGÓN 2021.
Cada cual que ponga su lugar, paisaje, ciudad o pueblo preferido.

 

Podrán quitarnos todo, menos la esperanza de alcanzar el bien personal y común. Para luchar por ambos nos educaron en casa, en la escuela y en la iglesia. En la calle se aprendía lo bueno y lo malo, claro es, pero convenía decantarse hacia el bien antes de meterse en problemas. Hasta en los primeros trabajos de cada cual, hubo que decidir pronto de qué lado estar. Los referentes podían ser los padres, los abuelos, los hermanos, los tíos, la seño, el cura, el primer patrón o el profe –o la profe- del insti. Unos más, otros menos, entre unos y otros te encaminaban hacia el bien común. Hasta los malos referentes, con su mal ejemplo o sus malas acciones –esto lo veías más tarde-, mostraban por dónde no ir o qué no hacer para encaminarse hacia el bien. Vamos que, antes o después, se caía en la cuenta del famoso “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. Así me consta y nos consta a muchos, aunque siempre hubo quienes se encaminaron únicamente hacia el provecho personal, y hasta extraviaron el camino.

Y hoy en día, también. Me consta -nos consta a todos- que sigue siendo así, se sigue educando para alcanzar el bien, entre otros valores importantes. Este es el secreto de una sociedad, transmitir los mejores valores a las nuevas generaciones. Sin embargo, la sociedad de consumo nos ha traído muchos comportamientos tendentes al individualismo y a la insolidaridad. Es el vive ahora, date buena vida tú, que lo demás y los demás no importan. Es el Carpe diem de Horacio mal entendido -no el clásico dejar para mañana las preocupaciones de mañana-. Cierto es que no son mayoría, pero sus actitudes nos afectan a todos. Por eso, no se comprenden –ni se deben tolerar- los comportamientos de los ‘covidiotas’ en los países afectados por el coronavirus, ni en nuestras ciudades y pueblos. Parece que se impone el ‘Disfruta ahora y pasa de todo, que solo importas tú’. Qué ocurre con los que han muerto ‘sin tener cumplido’ -como se decía antes-, con el día a día de los que han quedad ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 574 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 07-Ago-2021 | Comentarios (0)

Las lecturas de hoy son: Libro del Exodo 24, 3-8;Carta a los Hebreos 9, 11-15; Evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26;

Celebramos hoy el día del Corpus Christi, el día dedicado en la liturgia a la Eucaristía. Y en este contexto, además, por doquier, celebramos muchas primeras comuniones.

Nuestra vida humana está llena de presencias: unas visibles (las otras personas, la familia, los amigos, los vecinos...) y otras invisibles (los sentimientos, los recuerdos, los sueños...); unas cercanas y otras lejanas. A veces la presencia toma forma de ausencia, a veces de recuerdo. Las “presencias” nos ubican en el tiempo, en el espacio y nos fijan aún más a la tierra y a la vida.

Por el mismo motivo, nuestra vida está llena de presencia de Dios. La presencia de Dios en nuestra vida histórica ha tomado cuerpo palpable en Jesús. Dios se ha encarnado en el ámbito del espacio y del tiempo de una persona concreta, de carne y hueso, que nació, vivió y murió. ¡Qué colosal misterio!

Ese mismo Jesús que pasó por nuestra historia y nuestro tiempo, ascendió a los cielos. Tras la ascensión, su presencia cambia de signo, pero no de realidad. Sigue estando presente, pero ahora de otra forma.

Ahora nos encontramos con Él a través de una presencia en forma de MEMORIA. Es su memoria la que nos lo acerca y nos lo hace presente, especialmente su memoria litúrgica y sacramental. Es en la Eucaristía donde los cristianos hacemos memoria de su vida, de su muerte y de su resurrección. Y la Eucaristía nos hace presente su persona de la misma forma encarnada en nuestra historia y en nuestro tiempo.

Hoy la Iglesia nos pide en esta celebración reflexionar y contemplar la Eucaristía. La Eucaristía es muy rica y densa. Permitidme que señale algunos de sus significados más importantes y significativos para mí.

1.- La Eucaristía es la mesa de la intimidad, donde se reúnen los hermanos convocados por el Señor para cenar y recibir el testamento del amor, donde reposamos la cabeza sobre el pecho del maestro y donde se nos hace la confidencia de lo que Él ha recibido del Padre.

2.- La eucaristía es también la mesa de la acogida de todos los hijos pródigos que en el mundo somos y de tod ... Leer más »

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 545 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 06-Jun-2021 | Comentarios (0)

Las lecturas de hoy son: Hechos 1, 1-11;Efesios 1, 17-23; o bien 4,1-13; o bien 4, 1-7 11-13; Evangelio según san Marcos 16, 15-20;

En general no es bueno cargarse tradiciones consolidadas, lo digo por aquello de “tres jueves hay en el año que relumbran más que el Sol…” , pero sea jueves o domingo, es lo cierto que en la memoria más próxima a los hechos, la de Marcos, Jesús resucitado no es un fantasma, ni un holograma celeste, tampoco un avatar; Jesús no es un espíritu, sino Dios y hombre verdadero. De otra manera no habría podido comer con sus discípulos, ni siquiera un simple trozo de pez asado.

Dicho lo cual me voy a permitir hacer una rima para captar la ironía de la Palabra de Dios: ¡Galileos! ¿Qué hacéis ahí “pasmaos” mirando al cielo? “Plantados” dice moderadamente la versión litúrgica. Quizá es que no acababan de creerse lo que estaban viendo: que la humanidad de Jesús, que es la nuestra, iba a “sentarse a la derecha de Dios”. O sea, que las cosas del Espíritu no van por donde dicen las espiritualidades de moda, sino que el Espíritu, enviado por Jesús, habita en nuestra carne como si estuviera en casa, porque lo está, y tira de nuestra carne “hacia arriba”.

Dios es amor, dice San Juan y así lo experimentamos los creyentes. Pero en Jesús el Amor se ha encarnado, carne de nuestra carne, para que nosotros, los discípulos de Jesús, encarnemos el amor de Dios en nuestro corazón y en nuestro almario, en nuestra familia, en la sociedad, en los debates de la carnicería o la barra del bar, y sobre todo con los más pobres, más solos, más frágiles, porque si nuestra humanidad ha llegado con Cristo hasta la altura del Padre, podemos y debemos vivir con esperanza y confiar en el poder transformador del Espíritu de Jesús, que puede cambiarme, cambiar la Iglesia, humanizar la sociedad y dar plenitud al mundo, obra maravillosa de Dios.

Antonio Matilla, párroco

Categoría: Reflexiones y entrevistas | Vistas: 625 | Agregado por: AdminUPCH | Fecha: 16-May-2021 | Comentarios (0)

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